Fuera de orden
¿Qué se puede decir a estas alturas del rock alternativo? Se trata, en efecto, de un tema tan trillado que no es fácil atravesar la barrera de prejuicios, estereotipos y malentendidos que rondan el sentido común de la gente. O bien se asume que rock alternativo es sinónimo de grunge y entonces se termina creyendo que se trata de una corriente surgida en los años noventas; o bien se le identifica con lo que la industria musical coloca bajo ese rubro; o bien se le confunde, como hacen los cultores de la música caleta, con lo que es raro y solo conocido por un puñado de iniciados que se creen portadores de una verdad que no debe ser vulgarizada. Pero, más allá de la ignorancia de unos y del snobismo de otros, lo cierto es que el término "alternativo" define uno de los procesos de cambio más significativos que se hayan producido dentro del rock en los últimos quince años y que, por ello mismo merece ser abordado con mayor detenimiento.
Hay que decir, para empezar, que se trata de una noción que en principio no hace referencia a un estilo determinado de música -ni en su forma ni en su contenido- sino a un circuito musical surgido en la periferia de la corriente principal de la música pop. En cierto sentido, la palabra "alternativo" es sinónimo de "underground" y de "independiente". No es casual, sin embargo, que cada uno de esos términos tiende a ser vinculado con un periodo específico: underground con el que va desde 1963 hasta 1976, independiente con el que va desde 1979 hasta 1987 y alternativo con el que va desde 1991 hasta hoy.
Se trata, pues, de contextos y paradigmas distintos que están en la base de las diferentes maneras de concebir el sueño de una escena paralela, marginal o subterránea respecto al circuito masivo. Un sueño que tuvo su origen en la década del sesenta con el surgimiento del disenso juvenil y el desarrollo de dos fenómenos que le fueron consustanciales: el de las subculturas, nacido en Londres y encarnados por movimientos como los de los rockers, los mods, y los skinheads, y el de la contracultura, surgido en San Francisco, identificado con el hippismo y sonorizado por bandas como Jefferson Airplane, Grateful Dead, Country Joe & The Fish, entre otras. Ambos fenómenos pusieron de manifiesto, en forma inédita, la crisis de un orden social que. a pesar de su esplendor económico, no era capaz de satisfacer las necesidades más profundas de los jóvenes.
Fuente: Cornejo Guinassi, Pedro. Sobrecarga. Los Cortocircuitos De la Música Pop Contemporánea. Lima: Emedece Ediciones, julio de 1998. 45-46 pp.
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